jueves, 22 de octubre de 2009

Manifiesto

Deberíamos salir
a acariciarnos
las anestesias.

Beber
hasta olvidar los gritos
o hasta que la espuma
parezca tricolor.

Deberíamos decir:

Si fuera por mí
abarcaría con mis yugos
todos los temblores.

Si fuera por mí
anudaría hasta el dolor
tres mil lazadas.

Si por mí fuera
posaría en los estómagos
sus faltas de cimientos.
Y estornudaría
hasta quedarme
sin sangre.

Pero qué a gusto se está
en este salvavidas
y qué alegrías me
convoca el colchón.

Yo aplaudo las fiestas
vacías de movimientos,
las pinzas, los tendederos
que exploran las calles
defendiendo los derechos
del gamusino,
las sábanas blancas
agotadas de lavadoras
que proclaman
sus siluetas.

Los conciertos por la cal
me hacen zapping
y mi poesía no es una ONG.

Yo caigo en los otoños
y procuro no hacer nada
a la sombra del jersey.

Ya veis
lo bien que va todo.

Somos la eclosión espectadora del sionismo,
los capitalistas a fuerza de gripazos;
no son las dioptrías de los ancianos
las que no nos reconocen.

Nosotros somos el problema.

Hoy
me manifiesto
contra mí.

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