Sé que has venido a mis desvanes
a fenecer mis Atapuercas,
con tus ritos y tus flechas
yo no soy tu Cromagnon.
Más bien la piel que te he cazado
y llevo a hombros de mis perchas
y yo te miro y sé que esperas
los collares con sus perlas de traición.
Habrá de pasar, hermosa,
otra horrible glaciación,
y mientras, por qué no me coses
los botones de esta falla que se aleja.
Si la llanura es traviesa
y atraviesa tu fílmica distorsión,
qué fácil sería tener al mamut
entre los barrotes de tus cejas.
De tantas rejas soy el deshielo
y de los párpados me cuelgan
paleontologías.
Oponible tengo el pulgar
de acariciarte las mejillas
y moriré sin la habilidad
de tu regreso.
Así que la evolución es eso,
subirnos a la peonza que nunca cesa
evitar sobre ella el empeño
de hacernos congelar.
Dame la mano y tira de la cuerda,
a lo lejos
ya diviso
el glaciar.
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